El nuevo mapa de riesgo volcánico de Tenerife analiza el peligro de una próxima erupción

El nuevo mapa de riesgo volcánico de Tenerife analiza el peligro de una próxima erupción

· Por primera vez se ha realizado una evaluación fiable, basada en el estudio de las señales dejadas por las erupciones en los últimos 30.000 años

Tras la falsa alarma del año pasado, la isla de Tenerife ya cuenta con mapa de riesgo volcánico. Científicos de la Estación Volcanológica de Canarias han presentado la primera evaluación con rigor sobre la posibilidad de una nueva erupción del Teide. Su investigación, publicada en la revista científica Estudios Geológicos, describe las zonas de mayor peligro y es un paso fundamental para poder detectar con tiempo un eventual despertar del Teide, que en las últimas décadas no ha dado el más mínimo síntoma de actividad.

«A pesar de la actual calma volcánica, la ausencia de estudios serios ha propiciado declaraciones alarmistas por parte de científicos que, sin base alguna, asustaron a la población», declara Juan Carlos Carracedo, uno de los autores del estudio. Este geólogo del CSIC recuerda que se llegó a poner fecha (9 de mayo de 2004) a la erupción que nunca ocurrió y que muchas personas dormían vestidas, acumularon provisiones y algunos vendieron propiedades, cuando detrás de la supuesta crisis no hubo más que unos temblores de tierra imperceptibles por las personas, y lo que se tomó como una fumarola de gases volcánicos en medio de una zona muy poblada era en realidad el respiradero de una fábrica de quesos.

Reconstruir el pasado volcánico

«Es como si oyes arañazos en el cuarto de baño y alguien te dice que es un tigre. Mejor ir y comprobar que, como te esperabas, es sólo un gato», explica Carracedo. Frente a la especulación que provocó que la prensa internacional se refiriera a la isla como Terrorife, este científico y su equipo buscaron datos objetivos para valorar el riesgo de una erupción a corto plazo, es decir, durante los próximos siglos.

Los investigadores se propusieron reconstruir el pasado volcánico «reciente» de la isla. En geología, reciente es un término que abarca los últimos 30.000 años, mientras que las referencias históricas sobre las Canarias sólo cubren unos pocos siglos. Por eso recurrieron a la datación de los restos de lava, con carbono-14 y otros isótopos radiactivos, para poder establecer una cronología de las erupciones más recientes.

Completaron su estudio perfeccionando y digitalizando la cartografía geológica de la isla, y el resultado es el nuevo mapa de riesgo volcánico de Tenerife, cuya zona de mayor peligro está en la dorsal noroeste del Teide. «Teniendo en cuenta que es imposible predecir una erupción -explica Carracedo- los mapas de riesgo sí permiten concretar las zonas donde es más probable que se produzca, así como sus posibles efectos: el tipo de erupción, la extensión de las lavas, etc.»

Catastrofismo injustificado

Este mapa de probabilidades, aunque no sirva para predecir una erupción, ayudará a detectarla cuando se esté iniciando, lo que da un margen de tiempo vital para tomar decisiones y preparar a la población. La clave está en que antes de una erupción siempre ha habido terremotos fuertes y fáciles de detectar. «Sin embargo, para ello hay que tener los medios adecuados y aquí, hoy por hoy, no los tenemos», lamenta Juan Carlos Carracedo.

La situación en Canarias, sin tan siquiera una Facultad de Geología y con estaciones sísmicas sin funcionar por falta de fondos, contrasta con la de Hawaii (EEUU), otro paraíso para los turistas pero también para los volcanólogos. Hawaii es igualmente una isla volcánica, pero con muchísimas más erupciones en los últimos 10.000 años que Tenerife, además de frecuentes terremotos que llegan a superar la magnitud 7 en la escala de Richter y a provocar tsunamis.

Sin embargo, en Hawaii el constante estudio y vigilancia del volcanismo evita situaciones de alarma social que sí producen en Canarias pequeños temblores. Para Juan Carlos Carracedo, la falta en Canarias de una estrategia de investigación volcanológica provoca un catastrofismo no justificado: «En realidad, el riesgo volcánico en Canarias es un sólo un gato. Un gato que también puede arañar y hacer daño, pero los tigres están en otras zonas, sobre todo en los bordes de colisión entre placas tectónicas, donde se dan un día sí y otro no terremotos, tsunamis y volcanes verdaderamente catastróficos».

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