Los teléfonos cambian, pero las adolescentes no
Los teléfonos han cambiado, de ser unos tristes aparatos anclados en la pared se han convertido en unos aparatitos de divertidos colores que se llevan en el bolsillo del pantalón preparados para sonar en el momento más inoportuno.
Sin embargo un estudio realizado por la Universidad de Alberta (Canadá) ha puesto de manifiesto que el cambio en la forma del aparato no ha significado un cambio en su uso. Los investigadores mostraron a un grupo de chicas adolescentes de entre 14 y 17 años los anuncios publicados en revistas de los años 60 por una compañía telefónica. Las encuestadas se sintieron identificadas con las imágenes que vieron en los anuncios de hace 40 años, en los que sus madres utilizaban el teléfono para ayudarse en los deberes y para hablar de chicos.
Otra conclusión del estudio es que mientras que la publicidad resalta la libertad que un móvil aporta al usuario, la mayoría de las adolescentes reconoce que sus padres le dieron el móvil para tenerlas controladas. Aunque también reconocen que no siempre dicen toda la verdad sobre donde se encuentran y que a veces no contestan a las llamadas de los padres. Estas «mentirijillas» son algo con lo que cuentan los padres al preguntar, pero que tiene solución, puesto que las compañías ofrecen el servicio de localización del terminal a un precio que más de un padre puede considerar razonable.