Hacia los biordenadores
No se trata de que en un futuro más o menos lejano los ordenadores deban ser alimentados con pienso o paseados diariamente para que hagan sus necesidades, sino de que ciertas biomoléculas desarrollan su actividad siguiendo unas pautas que se parecen mucho a las que debe seguir la máquina de cómputo universal concebida por Alan Turing en 1936.
La máquina de Turing era una máquina conceptual, él no pensaba ni en cables, ni en válvulas, ni en diodos; aunque para nosotros ordenador sea sinónimo de microcircuitos y microprocesadores. Cuando años más tarde, se descubrió el mecanismo que emplea el ARN para “leer” la información codificada en el ADN y se vió la similitud que guarda con el proceso conceptual de la máquina de Turing, se empezó a pensar en la posibilidad de diseñar computadores biomoleculares.
En el número 358 (julio 2006) de la revista Investigación y Ciencia, Ehud Shapiro y Yaakov Benenson describen en un artículo sus investigaciones sobre computadores de ADN. Han conseguido crear una biomolécula capaz de detectar los síntomas moleculares de ciertos cánceres y reaccionar emitiendo una molécula terapéutica.
Por ahora sólo se ha experimentado en tubos de ensayo, enfrentando el biocomputador a diferentes concentraciones de ARN y ADN, el próximo paso es reproducir el experimento dentro de una célula y estudiar como interaccionan el biocomputador y la célula.
Y para más adelante los estudios dentro de organismos.
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